domingo, 3 de abril de 2011

Enfermedad de Parkinson

La enfermedad de Parkinson (EP), también denominada Parkinsonismo idiopático o parálisis agitante, es un trastorno neurodegenerativo crónico que conduce con el tiempo a una incapacidad progresiva, producido a consecuencia de la destrucción, por causas que todavía se desconocen, de las neuronas pigmentadas de la sustancia negra. Frecuentemente clasificada como un trastorno del movimiento, la enfermedad de Parkinson también desencadena alteraciones en la función cognitiva, en la expresión de las emociones y en la función autónoma.
Esta enfermedad representa el segundo trastorno neurodegenerativo por su frecuencia, situándose únicamente por detrás de la enfermadad de Alzheimer. Está extendida por todo el mundo y afecta tanto al sexo masculino como al femenino, siendo frecuente que aparezca a partir del sexto decenio de vida. Sin embargo, además de esta variedad tardía, existe otra versión precoz que se manifiesta en edades inferiores a los cuarenta años.
En la actualidad, el diagnóstico está basado en la clínica, puesto que no se ha identificado ningún marcador biológico de esta enfermedad. Por ello, el diagnóstico de la misma se apoya en la detección de la característica tríada rigidez-temblor-acinesia y en la ausencia de síntomas atípicos, aunque también tiene importancia la exclusión de otros posibles trastornos por medio de técnicas de imagen cerebral o de analíticas sanguíneas. Es importante destacar que hasta el momento la ciencia médica no ha conseguido dar con un método definitivo que cure la enfermedad, aunque cierto es que por medio del tratamiento farmacológico, e incluso quirúrgico, se pueden paliar algunos de los síntomas más molestos.
En el año 1997, la Organización Mundial de la Salud estableció que el 11 de abril se celebraría el Día mundial del Parkinson, con el objetivo de acrecentar la concienciación de las necesidades de las personas aquejadas de esta dolencia. Fue esta la fecha escogida al coincidír con el nacimiento de James Parkinson, el médico británico que describió por vez primera la «parálisis agitante», término que él mismo acuñó.

 Frecuentemente clasificada como un trastorno del movimiento, la enfermedad de Parkinson también desencadena alteraciones en la función cognitiva, en la expresión de las emociones y en la función autónoma.
Esta enfermedad representa el segundo trastorno neurodegenerativo por su frecuencia, situándose únicamente por detrás de la enfermedad de Alzheimer. Está extendida por todo el mundo y afecta tanto al sexo masculino como al femenino, siendo frecuente que aparezca a partir del sexto decenio de vida. Sin embargo, además de esta variedad tardía, existe otra versión precoz que se manifiesta en edades inferiores a los cuarenta años.
En la actualidad, el diagnóstico está basado en la clínica, puesto que no se ha identificado ningún marcador biológico de esta enfermedad. Por ello, el diagnóstico de la misma se apoya en la detección de la característica tríada rigidez-temblor-acinesia y en la ausencia de síntomas atípicos, aunque también tiene importancia la exclusión de otros posibles trastornos por medio de técnicas de imagen cerebral o de analíticas sanguínes. Es importante destacar que hasta el momento la ciencia médica no ha conseguido dar con un método definitivo que cure la enfermedad, aunque por medio del tratamiento farmacológico, e incluso quirúrgico, se pueden paliar algunos de los síntomas más molestos.
En el año 1997, la Oraganización Mundial de la Salud estableció que el 11 de abril se celebraría el Día Mundial del Parkinson, con el objetivo de acrecentar la concienciación de las necesidades de las personas aquejadas de esta dolencia. Fue esta la fecha escogida al coincidír con el nacimiento de James Parkinson, el médico británico que describió por vez primera la «parálisis agitante», término que él mismo acuñó.

Se desconoce la causa de dicha enfermedad. Han surgido múltiples hipótesis patogénicas. Entre las mejor fundamentadas se encuentran las que implican un factor tóxico, hasta ahora desconocido, y factores genéticos.
Independientemente de cual sea la causa última, se conocen diversos procesos probablemente implicados en la producción del daño neuronal. Entre ellos la formación de radicales libres. Estos son compuestos inestables debido a que carecen de un electrón. En un intento por reemplazar el electrón que falta, los radicales libres reaccionan con las moléculas circundantes (especialmente metales tales como el hierro), en un proceso llamado oxidación. Se considera que la oxidación ocasiona daño a los tejidos, incluidas las neuronas. Normalmente, los antioxidantes, productos químicos que protegen a las células de este daño, mantienen bajo control el daño producido por los radicales libres. Las pruebas de que los mecanismos oxidativos pueden ocasionar o contribuir a la enfermedad de Parkinson incluyen el hallazgo de que los pacientes con la enfermedad tienen niveles elevados de hierro en el cerebro, en especial en la materia gris, y niveles decrecientes de ferritina, que sirve como mecanismo protector rodeando o formando un círculo alrededor del hierro y aislándolo.
Otros científicos han sugerido que la enfermedad de Parkinson puede ocurrir cuando una toxina externa o interna destruye selectivamente las neuronas dopaminérgicas. Un factor de riesgo ambiental tal como la exposición a pesticidas, o una toxina en el suministro de alimentos, es un ejemplo de la clase de desencadenante externo que pudiera, hipotéticamente, ocasionar la enfermedad de Parkinson. La teoría tiene entre sus apoyos el hecho de que algunas toxinas, tales como 1-metil-4-fenil-1,2,3,6, -tetrahidropiridina (MPTP) inducen síntomas similares a los de la enfermedad de Parkinson así como lesiones en las neuronas de la materia gris en los seres humanos y en animales. Sin embargo, hasta la fecha, ninguna investigación ha proporcionado prueba definitiva de que una toxina sea la causa de la enfermedad.
Una teoría relativamente nueva explora el papel de los factores genéticos en el desarrollo de la enfermedad de Parkinson. De un 15 a un 25 por ciento de los pacientes de Parkinson tienen un familiar cercano que ha experimentado síntomas de Parkinson. Después de que los estudios en animales demostraran que MPTP interfiere con el funcionamiento de las mitocondrias dentro de las células nerviosas, los investigadores se interesaron en la posibilidad de que el deterioro en el ADN de las mitocondrias puede ser la causa de la enfermedad de Parkinson. Las mitocondrias son orgánulos esenciales que se encuentran en todas las células animales que convierten la energía de los alimentos en combustible para las células.
Por último, otra teoría propone que la enfermedad de Parkinson ocurre cuando, por causas desconocidas, el desgaste de las neuronas productoras de dopamina normal, relacionado con la edad, se acelera en ciertas personas. Esta teoría se sustenta en el conocimiento de que la pérdida de mecanismos protectores antioxidativos está asociada con la enfermedad de Parkinson y el envejecimiento.
Muchos investigadores creen que una combinación de estos cuatro mecanismos - daño oxidativo, toxinas ambientales, predisposición genética y envejecimiento acelerado - finalmente se identificarán como causas de esta enfermedad.

martes, 8 de marzo de 2011

LOS PULMONES

Los pulmones humanos son estructuras anatomoclínicas de origen embrionario mesodérmico, pertenecientes al sistema respiratorio, se ubican en la caja torácica, sus dimensiones varían, el pulmón derecho es algo más grande que su homólogo izquierdo (debido al espacio ocupado por el corazón), poseen tres caras; mediastínica, costal y diafragmática, lo irrigan las arterias bronquiales, y las arterias pulmonares le llevan sangre para su oxigenación.
Los pulmones son los órganos en los cuales la sangre recibe oxígeno desde el aire y a su vez la sangre se desprende de dióxido de carbono el cual pasa al aire. Este intercambio, se produce mediante la difusión del oxígeno y el dióxido de carbono entre la sangre y los alvéolos que forman los pulmones.
Los pulmones están situados dentro del torax, protegidos por las costillas y a ambos lados del corazón. Son huecos y están cubiertos por una doble membrana lubricada (serosa) llamada pleura. Están separados el uno del otro por el mediastino.
La pleura es una membrana de tejido conjuntivo, elástica que evita que los pulmones rocen directamente con la pared interna de la caja torácica.



Enfermedades y problemas de los pulmones
 
Se pueden presentar desde el nacimiento, desarrollarse a lo largo de la vida o tras sufrir una herida. Las causas más comunes son la inhalación de gases, humo, polvo y sustancias químicas. Algunas enfermedades destacables son:
  • Bronquitis: Cuando aparece inflamación únicamente en los conductos aéreos de grueso calibre.
  • Neumonía: La zona inflamada se trata de un lóbulo.
  • Bronconeumonía: La zona inflamada afecta al territorio de varios lóbulos.
  • Enfisema: Enfermedad crónica caracterizada por el agrandamiento permanente de los espacios aéreos distales a los bronquiolos respiratorios, con destrucción de la pared alveolar, con o sin fibrosis manifiesta.
  • Neumotórax: Se produce por la ruptura de la pleura, entrando aire al espacio pleural y causando un colapso pulmonar.
  • Alveolitis fibrosa: Enfermedad que causa cicatrización y engrosamiento de los alvéolos. Es de causa desconocida, y en algunos casos aparece junto a enfermedades como la Artritis reumatoide
  • Tuberculosis: Se trata de una enfermedad infecto-contagiosa que se suele contagiar por vía aérea.
  • Cáncer de pulmón: Es una de las enfermedades más graves y uno de los cáncer con mayor incidencia en el ser humano. Uno de los principales factores de riesgo es el tabaco.


Trasplante de pulmón

El trasplante de pulmón es una de las últimas alternativas en caso de una insuficiencia pulmonar. El pulmón donante se obtiene de una persona declarada con muerte cerebral, pero que permanezca con soporte vital. Los tejidos deben ser lo más compatible posible para que no haya rechazo. Los primeros trasplantes a Pulmón fueron experimentales con perros, corderos y monos entre 1947 y 1950. El primer trasplante realizado a una persona se hizo el 11 de junio de 1963 por el doctor James D. Hordy a un hombre condenado a muerte por asesinato, llamado John Russel.

sábado, 15 de enero de 2011

Parque de la Cuenca Alta del Manzanares

El Parque Regional de la Cuenca Alta del Manzanares recorre tres unidades principales, desde el punto de vista geomorfológico. Su parte septentrional, que discurre por las elevaciones guadarrameñas, algunas de ellas de más de 2.000 m de altitud, está compuesta fundamentalmente por rocas graníticas y gneises.
En esta zona se encuentra la cabecera del río Manzanares, que configura una especie de cuenco, delimitado por el pico de La Maliciosa (2.227 m), el Alto de Guarramillas o Bola del Mundo (2.265 m) y las Cabezas de Hierro (2.383 m), crestería conocida como la Cuerda Larga.
El Manzanares se comporta como un río de montaña y se abre camino entre berrocales y rocas de forma singular. 
 Los materiales graníticos dejan paso a elementos detríticos y arenosos, fruto de la erosión de las sierras de Guadarrama y del Hoyo, que conforman un paisaje ondulado de suaves lomas, con una altitud media de 600 m. El Monte de El Pardo se asienta sobre un suelo inmaduro, fácilmente erosionable. Similares características presenta el Monte de Viñuelas, apéndice oriental de El Pardo.
En la parte meridional del Parque, el río Manzanares ha ampliado notablemente su valle y recoge por la derecha a los arroyos de Manina y de Trofa, que provienen de la Sierra del Hoyo. Además, es retenido en el embalse de El Pardo, de gran interés ecológico.
El arroyo de Viñuelas, que surca el monte del mismo nombre, es otra corriente destacada del Parque Regional de la Cuenca Alta del Manzanares, si bien pertenece a la cuenca del río Jarama.

Flora

La gran extensión del Parque Regional de la Cuenca Alta del Manzanares y, sobre todo, su acusada diferencia altitudinal favorecen la presencia de ecosistemas representativos de cuatro de los cinco pisos bioclimáticos de la región mediterránea de la Península Ibérica, desde el crioromediterráneo hasta el mesomediterráneo.
Por la amplitud de su superficie, sobresale el encinar carpetano, que representa el 62% del Parque. Además, son destacables los quejigales, las fresnedas, los pinares de montaña (tanto de pino silvestre como de pino resinero), los roquedos, los piornales, los pastizales supra-arbóreos y los rebollares, así como los sotos, articulados —estos últimos— alrededor del Manzanares y sus afluentes, con especial mención a los dos embalses principales de este río, el de Santillana y el de El Pardo.
También abundan arbustos y matorrales característicos de la vegetación mediterránea, como la jara pringosa, el romero, el tomillo y el cantueso.
A mediados del siglo XX, el territorio que hoy ocupa el Parque Regional de la Cuenca Alta del Manzanares fue objeto de diversas repoblaciones forestales, principalmente de coníferas, como el pino negral, el ciprés, el cedro y la arizónica, además de pino piñonero (en los fondos de los valles) y de pino silvestre y pino laricio (en las laderas).
Este espacio natural cuenta con zonas de una gran singularidad botánica. Sus bosques más representativos son el abedular de La Pedriza, el alcornocal de la Sierra del Hoyo, el enebral de Hoyo de Manzanares y el sabinar de Becerril de la Sierra, además de los montes de El Pardo y de Viñuelas, considerados como los encinares adehesados mejor conservados de Europa.

 Fauna

En lo que respecta a la fauna, se han clasificado alrededor de 300 especies de vertebrados, algunas de las cuales en peligro de extinción, que se unen a un número, aún sin cuantificar, de invertebrados.
  • Reptiles y anfibios. El Parque reúne el 56,5% de los anfibios que habitan en la Península Ibérica y el 59,5% de los reptiles. Además, presenta un elevado número de endemismos, con un total de doce especies de herpetos. Entre los lugares más valiosos para la preservación de la herpetofauna, sobresale la Cuerda Larga, que constituye una zona de conservación de primer orden para la lagartija serrana, que tiene una distribución muy restringida en el territorio peninsular. Además, el galápago europeo, seriamente amenazado en la Comunidad de Madrid, tiene en el embalse de Santillana uno de sus principales refugios regionales.

El 44% de la superficie del Parque Regional de la Cuenca Alta del Manzanares está catalogado como Zona B, figura legal que permite la utilización agropecuaria del terreno. Un 45% está considerado como Zona A o Reserva Natural, categoría que limita el uso de los distintos enclaves a actividades forestales y recreativas. Aquí se engloban las Zonas A1, Reservas Naturales Integrales (el nivel de máxima protección), y las Zonas A2, Reservas Naturales Educativas. En los parajes próximos a las áreas urbanas existe otra figura, las Zonas P, donde está permitida la construcción, dentro de ciertos límites. De esta zonificación queda al margen el Monte de El Pardo, ya que su gestión corresponde a Patrimonio Nacional.
Las Zonas A1 (Reservas Naturales Integrales), que se relacionan a continuación en términos genéricos, representan el 18% del Parque:
  • La Pedriza y su extensión oriental. En este paraje, situado en el término municipal de Manzanares el Real, se sitúa uno de los canchales berroqueños más espectaculares de la Península Ibérica. Aquí se reúnen los ecosistemas de roquedo más importantes del Parque Regional, a los que se añaden los pinares y las zonas húmedas, formadas por el curso del río Manzanares y sus encharcamientos. El lugar, muy frecuentado por los escaladores —que tienen a su disposición alrededor de 1.000 vías de escalada—, integra bloques graníticos de gran tamaño y formas caprichosas. Algunos de los más curiosos son el Risco del Yelmo, Las Cuatro Damas, Los Fantasmas y las Piedras Caballeras. En La Pedriza se encuentran enclaves de gran singularidad, bien conocidos por senderistas y excursionistas, caso de la Charca Verde, los Chorros del río Manzanares, la Cueva del Ave María o la roca natural del Puente de los Pollos.
  • Las áreas al norte de la tapia de El Pardo. Se articulan alrededor de los cursos de algunos afluentes del río Manzanares, principalmente los arroyos de Manina y Trofa, del que se nutren numerosas especies animales. Están integradas fundamentalmente por encinares y jarales.
Con respecto a las Zonas A2 (Reservas Naturales Educativas), éstas pueden agruparse en tres grandes áreas:
  • Las laderas de la Cuerda Larga hasta La Pedriza y su extensión oriental. La Cuerda Larga alberga los ecosistemas de alta montaña del Parque Regional. Es una de las principales alineaciones montañosas de la Sierra de Guadarrama, con una longitud aproximada de 16 km. En ella se concentran elevaciones de más de 2.200 m, entre las que destaca la cumbre de las Cabezas de Hierro, su pico más alto, con 2.383 m. En su cara sur, se extiende La Pedriza. Sus bajas temperaturas y sus frecuentes ventiscas condicionan las características de la vegetación, formada por matorral (piorno y enebro rastrero), en las laderas, y por pastizales de herbáceas como la festuca y el cervuno, en las cumbres y en los collados. El acentor, la collalba gris, el pardillo y el pechiazul son sus aves más comunes, mientras que la lagartija serrana y el topillo son sus principales pobladores entre los reptiles y los mamíferos, respectivamente.
  • Área oriental del término municipal de Las Rozas en contacto con el Monte de El Pardo. Este paraje, integrado principalmente por monte bajo, con especial abundancia de retamares, ha sido catalogado como Zona A2 en un intento de preservar las áreas colindantes con el Monte de El Pardo de la presión urbanística. La finca de El Águila, en la pedanía rocense de Las Matas, es uno de sus lugares más destacados.
Además de las Zonas A, el Parque Regional de la Cuenca Alta del Manzanares cuenta con 73 humedales, entre los que sobresale el embalse de Santillana. Se trata de un importante enclave para la invernada de anátidas, fochas y otras aves acuáticas.

sábado, 6 de noviembre de 2010

Células eucariotas y procariotas

Una célula es la unidad morfológica y funcional de todo ser vivo. De hecho, la célula es el elemento de menor tamaño que puede considerarse vivo. De este modo, puede clasificarse a los organismos vivos según el número de células que posean: si sólo tienen una, se les denomina unicelulares (como pueden ser los protozoos o las bacterias, organismos microscópicos); si poseen más, se les llama pluricelulares. En estos últimos el número de células es variable: de unos pocos cientos, a cientos de billones, como en el caso del ser humano.
http://www.youtube.com/watch?v=IKcK29LwY8g&feature=related


  • PROCARIOTAS
          Se llama procariotas a las células sin núcleo celular diferenciado, es decir, cuyo material genético se encuentra disperso en el citoplasma.
Casi sin excepción los organismos basados en células procariotas son unicelulares, formados por una sola célula.


  • EUCARIOTAS
          Se denomina eucariotas a todas las células que tienen su material hereditario fundamental (su información genética) encerrado dentro de una doble membrana, la envoltura nuclear, que delimita un núcleo celular. Igualmente estas células vienen a ser microscópicas pero de tamaño grande y variado comparado con las otras células.
A los organismos formados por células eucariotas se les denomina eucationtes.
El paso de procariotas a eucariotas significó el gran salto en complejidad de la vida y uno de los más importantes de su evolución. Sin este paso, sin la complejidad que adquirieron las células eucariotas no habrían sido posibles pasos como la aparición de los pluricelulares. La vida, probablemente, se habría limitado a constituirse en un conglomerado de bacterias. El éxito de estas células eucariotas posibilitó las posteriores radiaciones adaptativas de la vida que han desembocado en la gran variedad de especies que existe en la actualidad.